La construcción del paisaje en la ciudad
- publicado por Veronica Domínguez Sánchez
- Categorías Construyendo paisajes
- Fecha mayo 10, 2020
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INTRODUCCIÓN
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, las ciudades se transforman con el fenómeno de la Revolución Industrial. El amplio proceso de densificación que soportaron las ciudades condujo a una irremediable separación entre el hombre y el campo. Este hecho supuso la aparición de espacios que jugaban a ser sustitutos de aquella naturaleza en la que vivían. La naturaleza llega a la ciudad en forma de jardín o parque y se identifica por ser una naturaleza recreada, una construcción artificial, llamada paisaje.
“El paisaje es la realidad del espacio terrestre percibido y deformado por los sentidos y su evolución descansa enteramente en manos de los hombres, que son sus herederos, sus autores, sus responsables.”*1
Un 80% de la población europea no vive hoy en el medio rural, sino en ciudades y conurbaciones, es decir, en un medio físico que ha sido radicalmente transformado por el artificio para acondicionarlo a los hábitos culturales de la convivencia, el trabajo y el ocio.
Entendiéndose el término de la naturaleza como ese espacio de virginidad inaccesible por el ser humano, llegamos debida a cuenta a suponer que esta naturaleza ya no existe, y se ha convertido en lo que todos conocemos como paisaje. El paisaje es una construcción cultural, una cierta manera de percibir el medio desde determinados códigos estéticos y conceptuales propios de cada cultura.
EL PAISAJE ARTIFICIAL
Bajo esta idea, nos adentramos en el desarrollo de este capítulo que pretende ser un recorrido teórico en lo que se refiere a las relaciones del ser humano y su entorno natural urbano, incidiendo sobre las pautas que hacen posible ese diseño artificial del paisaje.
Consideramos oportuno esta recopilación de datos, para una mayor aprehensión del concepto de la imagen del paisaje en nuestras
sociedades occidentales. Por ello, los contenidos de este tema, abordarán modos de hacer paisaje en las sociedades urbanas, en lo referido al diseño del paisaje artificial como interpretación de la actual relación del hombre y la naturaleza.
“Con tanta humana presencia por todas partes, parece imponerse la idea de que la naturaleza no es más que una proyección de los hombres. Esto nos excusa, claro, de actuar como terratenientes para hacer, del mundo, todo aquello que creemos necesitar.”*2
LA ANTROPIZACIÓN DEL TERRITORIO
La antropización del territorio nos obliga a una constante naturalización de los elementos integrantes de la propia cultura. Cuanto mayor sea su reafirmación de poder, mayores serán los signos de artificialidad monumental como ejemplo de dominio sobre el territorio. Ejemplo de ello son los jardines y parques urbanos de nuestras ciudades, donde observamos una nueva relación del ser humano con la “naturaleza” basada en un contacto con ella a través del artificio.
Las ciudades han crecido y han cambiado hasta convertirse en estructuras tan complejas que se hace difícil recordar que su existencia se justifica para satisfacer, ante todo, las necesidades humanas y sociales de las comunidades; de hecho, suelen fallar en este punto.
En “ciudades para un pequeño planeta”*3 Richard Rogers, nos cuenta de cómo los habitantes de la ciudad raras veces asumen el término de ciudad con calidad de vida, lo cual conlleva a una segregación de las clases acomodadas a espacios privados donde situar sus propios paisajes. Este hecho supone, la aceptación de una naturaleza considerada como privilegio para el urbanita, una asunción de la materialidad.
EL JARDÍN URBANO Y LOS PARQUES
Según comenta Juan Luis De Las Rivas, el parque urbano es el elemento paradigmático de la naturaleza urbanizada, una naturaleza que se acerca a la ciudad de la mano de la máquina y bajo la forma del jardín. Mientras la máquina representa el ideal de progreso fruto de su capacidad transformadora, el jardín representa cierto ideal de felicidad asociado a la naturaleza. “La naturaleza no es sino lo que entendemos como el mundo, y este, el mundo, ha sido y es para el hombre, a la vez, su espacio vital y el origen de muchos de sus miedos.”*4
En las primeras ciuades sólo se introdujo la naturaleza bajo la estructura del huerto o en forma de jardín. Juan Luis de Las Rivas, asume que “cuando el parque se introduce en ese decorado urbano se hace buscando el alivio bucólico, pero con un espacio natural artificiosamente diseñado.”*5
La idea del paisaje urbano domesticado, surge como alternativa a un entorno natural salvaje. Siempre bajo una actitud de mímesis hacia el original, hacia una belleza antigua.
INFLUENCIA DEL PAISAJISMO INGLÉS
El fenómeno de transformación del paisaje comenzó con la creación del jardín paisajista inglés a finales del siglo XVIII, cuando se pretendió la recreación de una naturaleza artificial, idealizada.
El antecedente inmediato del parque urbano es el jardín de la villa o del palacio aristocrático, dispuesto fuera de la ciudad, en medio del campo. Hasta entonces los jardines eran, en la ciudad, casi siempre privados y ligados a los dominios señoriales.
Según Michael Hough, “Los parques se originaron a finales del siglo XVII, como plazas residenciales privadas en una época en la que, en Inglaterra, algunas ciudades se estaban convirtiendo en lugares atractivos para las clases altas… Se crearon con la convicción de que la naturaleza debería trasladarse a la ciudad para mejorar la salud de las personas, proporcionando espacios para el ejercicio y la relajación. Se sentía que la oportunidad de contemplar la naturaleza mejoraría las costumbres morales. Una nueva preocupación por la estética del paisaje natural llevó a la convicción de que los parques mejorarían la apariencia de las ciudades.” *6
Los primeros parques públicos fueron los parques del lujoso West End londinense, propiedad de la Corona y abiertos a un público selecto. Fruto de la política social de Napoleón III tras su exilio en Londres y su gusto por lo vegetal, en Francia se crearon o adaptaron 1.934 hectáreas de espacios verdes y se plantaron en torno a unos 100.000 árboles. Él mismo deseaba, “ofrecer con generosidad lugares de esparcimiento y recreo a todas las familias, a todos los niños, ricos o pobres.”*7
Un ejemplo de ello fue el parque Les Buttes-Chaumont, (Monceau, Montsouris, 1863) realizado sobre unas viejas canteras de piedra calizas que habían sido utilizadas como basurero, el parque inventa una naturaleza donde antes había tierra baldía. Este parque supone el ejemplo propio de readaptación del territorio convertido en naturaleza fantástica a partir de un terreno inhóspito. Es al arquitecto Jean Charles Adolphe Alphand (1817- 1891) a quien le debemos lo esencial de los espacios verdes introducidos en París bajo formas de parques o jardines.
EL JARDÍN FRANCÉS
Apreciamos un gusto claro por lo pintoresco.La recreación de referentes naturales como puedan ser un lago o una cascada, nos reafirman una vez más, ese intento del ser humano por copiar a la naturaleza.*8
El jardín se ofrece ilustrado y se construye como un cuadro vivo, que contrasta con la naturaleza circundante. De ahí la necesidad de encerrarlo, de limitar un espacio sagrado. Es por ello, que la excesiva sacralización del espacio, ha conllevado a un acto irremediable de artificación de todo paisaje. Éste se ha convertido en escenario donde se integran naturaleza y cultura.
El jardín francés, muestra el más riguroso control geométrico sobre las formas, sobre la disposición y color de las plantas…una victoria final simbólica sobre el orden caos-natural. La belleza se reafirma en la domesticación: orden, poder y estética están íntimamente unidos.*9
PAISAJES DOMESTICADOS/ GREENS ACONDICIONADOS
Convertidos estos espacios en pequeñas selvas domesticadas y, apareciendo una gran diversidad de comunidades cultivadas, nos encontramos ante una buena definición del ambiente propio de nuestro “buen vivir” propio de nuestra cultura occidental.
Cabe mencionar aquí la comodidad propia a la que estamos sumergidos, la cercanía de estos parajes naturales a nuestro devenir diario nos otorga el desarrollo de un placer y estimulación de los sentidos, al apreciar la diversidad de paisajes en el marco de un mismo territorio urbano.
En las ciudades de hoy en día, el único contacto que tenemos con la naturaleza, se limita a la introducción de elementos vegetales en los parques o jardines.
Este verde urbano con principios funcionalistas, resulta escaso y, en muchas ocasiones, no responde a las espectativas de los urbanitas. Cuando hablamos de “verde urbano” nos referimos a las diferentes formas en las que se presenta a esta naturaleza recreada, ya sea a través de la introducción de cesped, árboles alineados en las aceras o flores que adornan nuestras rotondas de circulación vial.
“El espacio verde no es un lugar, sino una porción de territorio indiferenciado cuyos límites se deciden en el universo abstracto del plano. Ya no hay historia: el espacio se burla del contexto y de la tradición. Nada de cultura: el espacio verde es sólo un green acondicionado siguiendo sólo las “reglas de la comodidad; se ha despedido al arte, o se ha reducido al “embalaje”“*10
EL SIMBOLISMO DEMOCRÁTICO DEL CÉSPED
El simbolismo democrático del césped puede ser atractivo, pero conlleva altos costes medioambientales, despilfarramos grandes cantidades de agua y energía, además de mucho pesticida en la búsqueda del césped perfecto.
El césped es una expresión del control humano sobre la diversidad natural que se extiende por todo el planeta. Su tradición del césped nos lleva de regreso al siglo XIX y a Frederick Law Olmsted, quien formaba parte de la generación de arquitectos y reformadores paisajistas americanos, que se propusieron embellecer el paisaje americano. El césped actual depende de conceptos estandarizados sobre la cubierta vegetal, un control total que cambia su crecimiento como materia viva.
Mantenido a una altura de 5 a 7.5 centímetros es producto de una máquina podadora, que dicta la apariencia y la forma de gran parte de la escena urbana. La maquina cortadora desafía las variaciones del medio ambiente y las condiciones de humedad que se producen bajo los árboles, dentro y alrededor de los arbustos.
PLANTAS URBANAS NATURALIZADAS
Cuando hablamos de tipologías de plantas que se instauran en el entorno urbano cabe realizar una distinción entre lo que son las plantas nativas y las plantas urbanas naturalizadas. Las primeras se refieren a aquellas comunidades que han permanecido relativamente inalteradas y que aún mantienen elementos de los ecosistemas originales. Muchas de estas áreas naturales han sido invadidas por las líneas del transporte y por el desarrollo.
Las segundas a las que nos referimos son las plantas que se han adaptado a las condiciones de la ciudad sin asistencia humana, adaptándose a las especiales condiciones climáticas y al suelo de la ciudad. La ciudad ofrece una amplia variedad de lugares para estas comunidades urbanas naturalizadas: las tierras baldías que han sido creadas tras la demolición de viejos edificios; frentes acuáticos y terrenos industriales abandonados; los terraplenes del ferrocarril; carreteras de uso público y espacios similares.
Incluso en las partes más pavimentadas de la ciudad, musgos y hierbas colonizan los tejados y muros de los edificios, esquinas y roturas de pavimento. En ellas apreciamos una habilidad especial para evolucionar y adaptarse a las nuevas condiciones y a los nuevos nichos medioambientales que proporciona la ciudad.
EL BIENESTAR DEL JARDÍN
“El sentido correcto del progreso está en el incremento de nuestra capacidad de comprender, de ser conscientes del alcance de lo que hacemos. Los procesos de mecanización, estandarización, racionalización…se han impuesto a la consideración de los lugares con su identidad particular. Plantear hoy la naturaleza en la ciudad-región implica construir nuestras ciudades sin ignorar su interrelación con el medio, con la naturaleza concreta a la que pertenecen. Se trata de conocer las reglas, descurrir los límites. Sólo así, la máquina es eficiente, sólo así el bienestar de jardín es alcanzado por una mayoría suficiente.”*11
EL BIENESTAR DE LOS PARQUES
El ejemplo de tipología de parque en el que se introducen todos los conceptos adscritos a este bienestar, nos lo ofrece Central Park situado en el Distrito metropolitano de Manhattan, Nueva York. A lo largo de una extensión de 341 hectáreas, asistimos a esta condensación de placeres visuales en cuanto a morfología de paisaje urbano artificial. El parque fue diseñado por Frederick Law Olmsted y Calvert Vaux.
Se invieron casi un total de 17 años para su realización. La demanda para llevarlo a cabo estuvo impulsada por el masivo aumento de la población neoyorquina entre 1821 y 1855, quien exigió la creación de un espacio donde realizar sus picnics.
Anterior a esto, la ciudadanía tenía que desplazarse al territorio de la periferia urbana en busca de una naturaleza que apaciguase su deseo de paz y tranquilidad. Hasta entonces, recurrían a los espacios de los cementerios, donde podían encontrar espacios verdes naturales.
Este parque asume la conjunción de actividades lúdicas en un entorno idílico. Cuenta con diecinueve patios y doce campos de futbol y balonmano, 1.500 Especies de árboles, arbustos y plantas, 300 especies de animales, 30 pistas de tenis, 2 pistas de patinaje y una piscina, zoo y jardín botánico (Conservatory Garden) , lagos artificiales donde se puede practicar la pesca, el castillo Belvedere donde se encuentra el observatorio metereológico, un teatro al aire libre, donde se ofrecen espectáculos de orquesta filarmónica, y ópera, conciertos, bailes, seminarios y proyecciones de película, también cuenta con un tiovivo, y es escenario de prácticas artísticas como las realizadas por los caricaturistas. El parque además cuenta con 31 esculturas y ha servido de escenario para numerosas películas.
La diversidad, la belleza y la maravilla del proceso natural, están disponibles, a muy bajo precio, para enriquecer la ciudad. La observación revela que hay una marcada tendencia en los barrios altos a que la vegetación tenga una gran variedad de especies exóticas. Los barrios menos saludables tienen un menor porcentaje de vegetación cultivada, pero tienen una proporción mucho mayor de especies nativas o naturalizadas. Muchos de estos lugares cuentan con árboles tales como el arce de Manitoba y el árbol del Paraíso, que se han establecido por su cuenta. Son llamados “malos árboles” pero que crean en muchos casos una calidad ambiental que no se puede conseguir con el diseño intencionado.
En conclusión, podemos afirmar que todas estas actividades que se llevan a cabo en el espacio público conllevan a la aceptación del diseño de marcos institucionales y físicos, dentro de los cuales la gente pueda conformar y transformar su propio medio ambiente de acuerdo con sus necesidades. Es necesaria una implicación con el lugar a modo de posesión particular, rompiendo las barreras de lo público y lo privado.
Bibliografía >>
*1 >>ROGER, ALAIN, Breve tratado del paisaje, Biblioteca nueva, Madrid, 2007, p. 139.
*2 >>PEREJAUME, Dejar de hacer una exposición, p. 35.
*3 >>ROGERS, RICHARD, Ciudades para un pequeño planeta, Editorial Gustavo Gili, S.L., Barcelona, 2000, p. 9
*4 >>DE LAS RIVAS, JUAN LUIS, La naturaleza en la ciudad-región: Paisaje, artificio y lugar en MADERUELO, JAVIER, (Op. Cit.), p.175
* 5>> Ibidem., p. 176
*6 >>HOUGH, MICHAEL, Naturaleza y ciudad, Editorial Gustavo Gili S.A., Barcelona, 1998, p. 13.
*7 >>DE LAS RIVAS, JUAN LUIS, (Op. Cit.), pp. 180-181.
*8 >>Este modelo representado proviene de las influencias descritas en el capítulo 2, en relación a la imagen de la naturaleza utilizada en la pintura renacentista, en la que observamos imágenes amables y acogedoras.
*9 >>ALBELDA, JOSÉ, SABORIT, JOSÉ, (Op. Cit.), p. 80.
*10 >>LE DARTEC, DENISE YJEAN PIERRE, Le Roman des jardins de France, citado en ROGER, ALAIN, Breve tratado del paisaje, p. 142
*11 >>DE LAS RIVAS, JUAN LUIS, (Op. Cit.), p. 206.
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Bilbao 1984
Comenzó sus estudios de LADE en el año 2002. Muy pronto se dió cuenta de que su verdadera vocación era el desarrollo de la creatividad a través de la pintura. Firmó su primer cuadro al óleo en 1997 y desarrolló su carrera profesional cursando la Licenciatura en Bellas Artes, en la Universidad del País Vasco, durante los años 2004 – 2009 y especializándose en la rama de dibujo y pintura.
Continuó su formación cursando un Máster en Producción Artística en la Universidad Politécnica de Valencia, en 2010 y especializándose en Arte y Naturaleza.
Tras adquirir los conocimientos técnicos artísticos, se formó en metodologías didácticas a través de más de 25 cursos sobre metodologías didácticas en el aula.
Pintora y profesora de Creatividad y Artes plásticas en la escuela Kreártika a través de los cursos presenciales para niños/as y adultos.
Me apasiona la educación artística, y poder motivar en el alumnado el desarrollo de estrategias creativas que impulsen el desarrollo de obra original a través de cualquier técnica de dibujo y pintura.